Puñal raído
hoja sesgada,
que ya ni cortas
tan solo arañas.
Quema tu frío
palabra amarga,
y es la mentira
mejor contada.
Que poderío
te da tu arma,
porque mi amor
es quien la agarra.
Sangran mis manos
y aún sin soltarla
no quiero ver
lo que me mata.
No más excusas
¿no ves las llagas?
por mí tu guerra
ya está acabada.
Te di una flor
cerrada y blanca,
toda mi fe
todas mis ganas,
una ilusión
y un alma sana,
un campo fértil
para que araras.
De todo eso
no queda nada,
hoy mi ilusión
pisoteada,
la fe revuelta
y la flor blanca,
ya sin color
está enterrada.
No a la violencia de género.