En un rinconcito de mí
se despiertan los sueños,
se rebelan, se vuelven latidos.
Como niños malcriados
revuelven mis cajones
y alborotan mis sentidos,
los de la paz y el sosiego.
Y con los sueños despertados
imposibles de dormir,
nace la que escondo, la que guardo.
La que siente y luego piensa,
la que no quiere calma y se rebela,
la que huye de la vida
vista por los ojos de la realidad.
La que se guía por su impulso,
la que construye castillos de arena,
de esos que luego se lleva el mar,
pero mientras, yo soy princesa,
dueña y reina.
Porque en un rinconcito de mí
siempre dormirá la que se rebela.
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