Siempre dueña de mi misma
de las lágrimas lloradas,
sin nada dueña de tanto,
tanto, me creí salvada.
Que poco lo que tenía
pronto me quedé sin nada,
me quedé sin noches, días,
y sin lucha en la batalla.
Sin razón para mi causa
por mi misma derrotada,
desterrada o sin corona
sin poder y ya sin ganas.
Viviendo la vida al paso
al paso que ella nos marca.
Yo por ser dueña de tanto,
yo por ser dueña de nada.
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