Y nace el tiempo, que muera la risa,
que vuelva el segundo, que traiga prisa,
que no hay momentos lentos;
llega la hora que come paciencia,
viene el futuro y se lleva la ausencia,
y todos los intentos.
Que salga la luz que esconde la noche,
que le siga una estrella y ponga el broche
en noche despejada;
la luna es reflejo en mar que no esconde,
que se muera lo vano que lo monde,
cuando haya marejada.
Y que el silencio ahora se subleve
como aquel que sin sed todo lo bebe,
que se sacie de ruido;
y que llene sus arcas la pereza
para que ande aquel que sentado reza,
que surja lo fingido.
Que el ánima de noche se desprenda
que mire a la luz y su viaje emprenda,
que baje Dios y vea,
como sus ángeles mezclan latidos
que por alas negras son abatidos,
y que más que estar sea.
Y que no suene el metal, que se funda,
para que el egoísmo se confunda.
¡Qué se rompa ya el saco!
Que la tierra clame y pida derechos,
que deje el gemido y pase a los hechos,
que olvide el arrumaco.
Nade el ave para que vuele el pez
que huya del anzuelo por esta vez,
que todo se transforme.
Que crezca el árbol, que todo domine,
para que pueble el aire y no se mine
por el hombre inconforme.
Y que muera el capitalismo insano,
que todas las almas se den la mano,
que duelan las batallas;
a todo el que la busque que a él le dañe,
solo su vida mutile y empañe,
que se caigan las vallas.
Que el pobre gane al rico o se equiparen,
todas las madres de igual forma paren,
¡qué viva la igualdad!
Que nazca un Dios que al caos ponga orden
que la vida agoniza en su desorden,
viva la identidad.
Que el amor domine y no sea espera,
que crezca fuerte y sea enredadera
Y que al odio lo envuelva.
Que almas perdidas encuentren latidos,
cuerpos desiertos renueven sentidos,
que todo se revuelva.
Fingida la cama sea la vida
y la vida sea cama dormida,
para no perder sueño.
Que el cielo sea suelo, suelo el cielo,
y que el hombre en su recelo alce el vuelo,
para sentir ser dueño.
Que en la selva el león no siempre es rey,
solo la selva da y quita la ley,
sabia naturaleza.
Siempre callando aunque a veces te quejas,
un día vallarás y pondrás rejas
a toda la maleza.
Que pare la rueda y se baje el hambre,
pedaleen todos como un enjambre,
que ganen a la hambruna.
Que vuelva la risa a labios dolidos,
que no se pierdan pequeños latidos,
no miremos la luna.
Desviando miradas perdemos vidas,
y comprando armas cerramos salidas.
¡Qué vivan los derechos!
Que se calle la voz que todo finge
que se muera y se quede en la laringe
y que pasen los hechos.
Que uniformes se vuelvan blancas batas,
de tanta basura nos crecen ratas.
¡Qué pare el consumismo!
Que la dignidad se vuelva bandera,
que se levante el que sentado espera,
y que no sea el mismo;
el que siempre llora, se calla y reza,
un mundo llora, otro tiene pereza.
Que nos llegue la imagen,
que nos envuelva, que no haya otra cosa,
para que la culpa se vuelva losa
y llene nuestro margen.
Que no exista nunca más tercer mundo,
nada de primero y segundo ¡un mundo!
y que gane la raza;
que al final somos lo mismo, humanos,
que por más que queramos faltan manos
para parar la caza.
Nos sigue la prisa, la tierra grita,
grita ahora con ella tú también, grita
y levanta al caído.
Que la avaricia hará el mundo volcar
no te salves sólo ayuda a remar,
y que muera el gemido.
Que todos en el mismo barco vamos,
si para salvarnos juntos remamos
el mar se calmará;
cesará la lluvia, vendrá la risa,
y alcanzará a todo el que tiene prisa,
la vida vivirá.
Passei para fazer uma visitinha. Um excelente início de semana, amiga! Um abraço!
ResponderEliminarMuchas gracias Nel, como ya sabes, eres bienvenido. Igualmente. Abrazos
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